martes, 11 de febrero de 2014

PALABRAS

En casa, en la calle, en el trabajo, cuando nos acercamos a cualquier medio de comunicación. Donde hay humanidad hay palabras, pero si observamos con atención detectaremos distintos tipos de palabras: hay palabras autoritarias, palabras vacías, palabras dichas con autoridad...


Las palabras autoritarias parecen de otros tiempos, pero siguen pronunciándose. Son las que se dicen con energía y, a veces, incluso con agresividad, pero no convencen. Se pronuncian sin tener en cuenta la opinión del otro. Asustan pero no persuaden, porque se pronuncian desde una posición de dominio o prepotencia y, por eso, más que convencer generan rechazo. Es el lenguaje de los dictadores, de los dogmáticos, de los fanáticos, de quienes, en los debates, disfrutan arrinconando al contrario.Las palabras vacías son las que están gastadas y desprestigiadas porque no están en consonancia con la vida del que las pronuncia. Son palabras del charlatán cuya vida no refleja lo que está diciendo. Tampoco han madurado en el silencio, por eso, más que palabras con mensaje son palabrería que no arrastra a nadie.


Las palabras dichas con autoridad son aquellas que siempre van acompañadas de gestos creíbles que las autentifiquen. Expresan sinceramente una vida coherente que actúa en la misma línea que piensa y habla. Son palabras que convencen porque quien las dice tiene prestigio moral y quien las escucha lo hace con respeto y agrado.


Con todo, en el mundo de hoy, lo que contagia, lo que seduce de verdad, no son las palabras ni los grandes discursos, ni las grandes amonestaciones sino la conducta de uno. Hoy además, se da bastante lo que decía San Agustín : que "muchos se aferran a su parecer, no por verdadero, sino por suyo". Y es que, muchas veces, en el diálogo no nos mueve la búsqueda de la verdad sino el defender nuestros intereses y así el egoísmo prevalece sobre la verdad.

JESUS MORENO RAMOS
El Periódico Extremadura. 10-2-2014

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