martes, 18 de febrero de 2014

Más tolerancia, por favor

Tolerancia no quiere decir debilidad, falta de carácter o escasa firmeza de planteamientos

JESÚS MORENO RAMOS

Presumimos de vivir en una situación de libertad y democracia, y de que cada uno puede expresar su opinión sin cortapisa alguna. Sin embargo, basta sacar algún tema que toque ciertas sensibilidades para que afloren los insultos, menosprecios y otros agravios diversos. En debates de cuestiones controvertidas fácilmente se suceden los ataques a personas e instituciones, sustituyendo al afán por la encontrar la verdad o por llegar a acuerdos entre unos y otros. Y esto se da entre gente de la que esperaríamos una fuerte dosis de tolerancia y capacidad para el diálogo.


Tolerancia no quiere decir debilidad, falta de carácter o escasa firmeza de planteamientos, sino la aceptación de un pluralismo que, en una sociedad democrática, se hace necesario. Ser tolerante, en el campo político, significa respetar todas las actitudes e ideas que honradamente buscan el bien común. Aunque suelen dar otra imagen, los políticos demócratas no deberían tener enemigos, solo adversarios, y ser conscientes de que "partido" proviene de "parte" y que una parte no lo puede monopolizar todo.


Parecen olvidar que muchos ciudadanos aplaudimos no tanto su capacidad para desbancar al otro, cuanto el afán por dialogar y encontrar acuerdos en los grandes temas de hoy: la educación, el desempleo, el aborto, la inmigración, los nacionalismos, etc. En el campo religioso tolerancia significa sincero respeto por todas las creencias.


El creyente tolerante admite de buen grado el pluralismo confesional y quisiera que siempre fuera respetado el principio de libertad religiosa que consiste en que nadie sea obligado a creer o no creer, pero que, a la vez, todo creyente pueda manifestar y transmitir libremente su fe.

La tolerancia es un signo de madurez en una sociedad, y sus principales frutos son el diálogo, el respeto mutuo y la convivencia civilizada y en paz. Lo contrario es la intransigencia, los insultos en los debates o los ataques personales que tantas veces vemos entre los dirigentes de nuestro tiempo.

El Periódico Extremadura (17-2-2014)

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