Artículo en el Periódico Extremadura, 3-2-2014
LAS CANDELAS Y SAN BLAS
En Cáceres hay tres fiestas muy seguidas que gozan de un peculiar
atractivo por su especial tradición y arraigo popular: los Santos Mártires (20 de enero), Las
Candelas (2 de febrero) y San Blas (3
de febrero), aunque, a veces, su celebración es movida a uno de los días del
fin de semana más próximo. Y se cuentan por decenas las poblaciones de nuestra
región donde estas dos últimas también son muy sonadas; con misas solemnes,
procesiones, romerías, dulces típicos y cantos y bailes populares que se
remontan a tiempos remotos.
La imagen de la Virgen de las Candelas, con la vela encendida en su manos, nos recuerda la tradición judía, según la cual a
los cuarenta días del parto la madre subía al templo de Jerusalén para los
ritos de purificación y el niño era presentado a Dios. La luz encendida es como
un anuncio de que el Recién Nacido, una vez resucitado, será
luz para el mundo y recuerda la luz de la fe y el Bautismo.
El culto a San Blas está muy extendido, tanto en Oriente como en Occidente.
Antes de ocupar la sede episcopal de Sebaste (Armenia) había sido médico y se
dice que fue martirizado en el año 316, junto a dos niños, bajo el mandato del
emperador romano Licinio. Las fuentes históricas, que no se remontan más allá
del siglo XI, nos dicen que el clero y
el pueblo se fijaron en él por su carácter bondadoso, paciente y muy accesible
para todos. Después sería muy conocido por su don de curación milagrosa, tanto
de personas como de animales. Se cuenta que, en una ocasión, una madre le
presentó a su hijo moribundo, a causa de una espina que le atravesaba la
garganta, y que él lo curó.
Por este motivo se invoca su
intercesión especialmente para remediar las afecciones de garganta. Por eso
también existe la costumbre en esta fiesta de ponerse en torno al cuello un collar bendecido por el
santo y, por lo mismo, es tenido como patrón de los otorrinolaringólogos.
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