viernes, 6 de febrero de 2015

CRISIS DE ESPERANZA

     
No es exagerado al decir que hoy predomina un clima de desánimo. Algo que viene de atrás pero que la crisis económica lo ha radicalizado. El paro, la pobreza, la pérdida de derechos, la falta de ayudas, la falta de futuro… oscurecen la esperanza de muchas personas. La recesión económica ha acarreado una crisis social y personal, al desvanecerse la falsa seguridad que nos daba la abundancia de bienes de consumo. Muchos llegan a situaciones límite y sin resortes morales y espirituales que les permitan dar sentido a sus vidas. No son pocas las personas que hoy se encuentran sin rumbo o sufriendo como náufragos en un mar de incertidumbres.

En este contexto muchas comunidades cristianas, a través de Cáritas o de otras instituciones, están respondiendo a las consecuencias materiales urgentes que la crisis ha ocasionado en muchas personas. Es un servicio que la mayor parte de la sociedad reconoce y agradece. Pero los cristianos hemos de responder además a la crisis de valores y de sentido que esta crisis económica ha desvelado, aportando ánimo y esperanza. No hace mucho tiempo Cáritas lanzaba este lema: “Construyendo espacios de esperanza”. Nuestra esperanza nace, primero, de la fe en Jesucristo Resucitado, el cual nos ha manifestado el amor de Dios, que es más fuerte que todos los males de este mundo. Pero, también, es motivo de esperanza la presencia de muchas personas y grupos que están comprometidos con el bien de su prójimo. Por eso hay que crear espacios comunitarios y solidarios, porque éste es el mejor camino de humanización y de esperanza para incidir en todo lo que atenta contra los derechos de las personas. Cuando un grupo humano vive valores como la generosidad, el espíritu de cooperación y participación, la justicia y la gratuidad está contagiando esperanza en esta sociedad desencantada.
Jesús Moreno Ramos

            

sábado, 1 de noviembre de 2014

“HALLOWEEN” VS “LOS SANTOS”
            Jesús Moreno (sacerdote y sociólogo) 
Publicado en el Periódico Extremadura el 29-10-2012

En pocos días se celebra la fiesta de Todos los Santos. Ya en tiempos pretéritos los cristianos tenían una jornada dentro del periodo pascual en la que recordaban a todos los santos, conocidos y desconocidos, pero en el siglo VIII el Papa Gregorio III fijó esta fiesta el 1 de noviembre, seguramente para contrarrestar la fuerza que en estos días del otoño tenían los festejos de origen pagano que había en torno a los muertos. Es sabido que al día siguiente recordamos a todos los difuntos, aunque el ir y venir al cementerio comienza antes. En estas fechas desaparecen los nombres propios de unos y de otros, y la Iglesia pone de manifiesto la comunión de los santos, que decimos en el credo.

Tradicionalmente, a estos motivos religiosos se le añadía algo parecido a una romería de otoño conocida por diversos nombres según los lugares en los que se celebra: chaquetía borrajá calbote -, o simplemente ir a asar las castañas . Quizá sea una costumbre que también nos remite a las romerías de la pascua florida, cuando originariamente se festejaban los santos . Pero, poco a poco, han ido entrando aquí las costumbres estadounidenses relacionadas con Halloween y podemos ver en nuestras calles calabazas iluminadas y disfraces de zombies, dráculas y otros monstruos que el cine, la televisión y los intereses comerciales han introducido en la imaginación de los más jóvenes.

Halloween , según dicen los entendidos, no es más que la contracción All Hallows' Eve (víspera de Todos los Santos ). También dicen que todos los festejos que llevan este nombre y presentan un colorido carnavalesco parecen remontarse al tiempo de los pueblos celtas. Sin duda poseen un trasfondo mágico-religioso relacionado con el culto a los muertos muy extendido antes del cristianismo. De hecho, se pensaba que en esa noche los espíritus volvían a visitar las casas de sus familiares, y para que los espíritus no les perturbasen, los aldeanos debían poner una vela en la ventana de su vivienda por cada difunto que hubiese en la familia.

domingo, 27 de abril de 2014

MARÍA DE LA MONTAÑA 
En estos días un aluvión de devotos se dirige a la Concatedral de Santa María, en Cáceres, para rezar ante la imagen de la Virgen de la Montaña. Es, sin duda, una costumbre muy arraigada e importante indicador de piedad popular, cuando el ambiente cultural más bien empuja a lo que algunos llaman “el  silencio de Dios” y la privatización de la fe.

Poco se habla de la fe de María y, sin embargo, yo creo que es su principal virtud a imitar. Su vida puede resumirse así: tuvo fe en la Palabra de Dios y la siguió con fidelidad. Su fe no fue una mera creencia en unas verdades transmitidas por tradición, sino, ante todo, una respuesta personal, libre y generosa a la llamada de Dios que dio sentido a toda su vida. Por eso es para los cristianos un gran ejemplo de fe profunda que deriva en testimonio, de fe personal y libre que compromete y la pone al servicio del proyecto de su Hijo: la instauración del Reino de Dios. El Reino de la paz y la justicia, de la libertad y de la fraternidad universal.


La mayor expresión de la fidelidad de María se escenifica al pie de la cruz, junto al discípulo predilecto. Los dos son símbolos de entereza humana y  de lealtad a toda prueba. Constantes en la entrega y en el amor. Cuando todos habían huido ambos permanecían fieles, sin desfallecer porque su amor era más fuerte que el dolor. Y es que la verdadera fe se pone a prueba en los tiempos y las situaciones de adversidad. La fidelidad a alguien o a una causa no consiste en estar a su lado o defenderla cuando el camino es de rosas. Eso no es fidelidad, sino oportunismo. La fe de los auténticos cristianos hoy, como la de María, es la que permanece inalterable en los trances difíciles, cuando nada les favorece, cuando vivir según el Evangelio es ir contracorriente… y eso todos los días del año y en todos los ámbitos de la vida.

JESUS MORENO RAMOS
(Publicado en el Periódico Extremadura, el 29 de abril de 2013)
http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/maria-montana_729424.html

miércoles, 23 de abril de 2014

PASCUA FLORIDA

            Hoy mismo en Cáceres San Jorge eliminará al dragón y el fuego destruirá los muebles viejos para iluminar la noche.  Ambos rituales expresan el fin de de un tiempo malo y oscuro y el triunfo del bien y de la luz. En el ciclo de la naturaleza es lo mismo que expresa la estación primaveral y  “Pascua Florida” es el nombre popular que se da a esta larga fiesta cristiana que se inicia en la Vigilia del Sábado Santo y se prolonga durante siete semanas para culminar en Pentecostés. Alude, sin duda,  al renacimiento de la naturaleza, que se puede observar ahora tras un largo invierno. La Pascua es la madre de todas las fiestas del cristianismo y, por eso, en ella se sitúan muchos otros festejos que hacen referencia a la naturaleza, como es el caso de las romerías populares.

            La primavera nos saca del letargo invernal y, de forma repentina, nos introduce en una explosión de color, belleza y vida renovada. En este tiempo parece que la naturaleza misma está pidiendo fiesta y ya, mil trescientos años antes de Cristo, los hebreos celebraban el renacimiento de la vida en las crías y el brotar de las flores y las sementeras. Pero, años después, “Pascua” será para ellos la fiesta de su liberación en el Éxodo, un difícil paso de la esclavitud a la libertad, de la oscuridad a la luz, de la muerte a la vida, bajo la protección de Dios. En muchas ocasiones y de forma ritual, durante la Pascua el bien vence al mal por intervención celestial, como es el caso de San Jorge.


            “Pascua florida” une en perfecta armonía la fiesta cristiana, litúrgica, y la experiencia natural, profana que subyace en ella. Para el cristiano es Jesús quien de manera excelente y plena realizó el paso hacia una vida superior. El Resucitado es la Luz que ilumina las cegueras de la humanidad, que no elimina nuestros problemas pero sigue diciendo a cada uno: “No temas, porque yo estoy contigo”. 

JESUS MORENO RAMOS

(Publicado en el Periódico Extremadura, el 22 de abril de 2013)

domingo, 30 de marzo de 2014

En la tarde del domingo, 30 de marzo, pude leer el texto que escribí para la celebración de exequias de mi hermana que había fallecido el día anterior:

PALABRAS DE AGRADECIMIENTO EN LAS EXEQUIAS DE MARÍA DE LA PEÑA MORENO RAMOS
           
            Queridos amigos, supongo que esta tarde no tendré fuerzas para hablaros y me toca hacerlo por aquello de ser el cura de la familia. Por eso, en la serenidad del amanecer escribo estas líneas.

Os agradecemos vuestra cercanía en estos momentos y vuestra oración.

            Ahora estamos despidiendo a la más pequeña de nuestra vieja casa de Perales que estaba en la carretera de Cilleros. En nuestra familia extensa (abuelos, tíos, primos…) vamos despidiendo a unos y a otros, muchos en una edad temprana. Ya tenemos bastantes en la otra orilla, que para los cristianos es el hogar de Dios. ¡¡Me imagino que estarán ahora disfrutando mucho recibiendo con los brazos abiertos a la Peñita!!

            Sé que es difícil, pero todos debemos procurar no estar tristes, que a mi hermana no le gustaban este tipo de actos porque le parecían demasiado tristes. Por cierto Nos hemos pasado un poco con las flores, que a ella no le gustaban.

Creo profundamente en que un día todos conoceremos una vida en la que ya no haya dolor ni tristeza y donde nadie tenga que llorar. Me rebelo contra la idea de que tantas personas sin salud, enfermos crónicos, discapacitados físicos y psíquicos, personas hundidas y cansadas de vivir y de luchar, no lleguen a vivir con paz y salud total. Estoy seguro de que todas escucharán la voz del Padre Dios, amigo de la vida, que les dirá: “Entra en el gozo de tu Señor”.

            Se que los esfuerzos de mi hermana y de tantas otra personas por hacer felices a los demás no se perderán en el vacío. Toda vida, aparentemente interrumpida, toda obra a medio hacer, lo que hemos estropeado con nuestra torpeza… ,todo, todo alcanzará plenitud en Dios.

            No me puedo resignar a que Dios sea “un Dios oculto”. En el hospital lo he sentido  junto a mí con las manos atadas y lágrimas en los ojos. Ese Dios es el mismo que nos ha regalado el don de mi hermana Peña durante cincuenta y dos años. Y por eso, y por los veintidós años de convivencia permanente con ella, le doy muchas gracias.

            Ha sido todo demasiado rápido y hemos procurado principalmente que ella sufriera lo menos posible. Por eso hemos tardado en dar la noticia de su gravedad, para protegerla, desconociendo la rapidez del desenlace. Ahora sabemos que muchos hubierais querido verla antes. Disculpadnos si en esto hubiéramos actuado torpemente.

            Mi hermana era una mujer muy de su familia y de sus amigos (¡Tengo muy buena suerte con los amigos!, decía muchas veces).

            A todos, de verdad, muchas gracias. Ya no nos deis pésame ni cosa parecida. Recordadla con su gracia y sus chistes. Dad gracias a Dios y rezad por ella y por nosotros…Si algo le ponía profundamente nerviosa eran los conflictos, las discusiones, los insultos. No lo podía soportar ni en la televisión. Por eso, en su nombre, os digo que, al contrario,  os cuidéis los unos a los otros.
             


martes, 18 de marzo de 2014

INCOMUNICACIÓN


            Cada día se lanzan millones de palabras y de imágenes a través de la radio, la televisión, y los distintos medios relacionados con internet. Pero hay quien dice que la auténtica comunicación, hecha de afectiva relación entre personas, se está empobreciendo. No estoy pensando ahora en quienes van con los cascos puestos en los oídos con la música a todo volumen ni a quienes teclean su teléfono móvil a la espera de que  el semáforo se ponga verde.  En esta era de la comunicación, paradógicamente, quien busca transmitir lo íntimo, su problemática personal, muchas veces  no encuentra con quien hablar. No pocas personas se ven perdidas, como náufragos en medio del mar.


            Con los nuevos medios pueden multiplicarse los mensajes anónimos, sin rostro y sin corazón. En las redes sociales, por ejemplo, uno puede construirse un perfil totalmente ficticio y, con él, entablar comunicación con otras personas con una identidad que no es la propia. Pero, sin llegar a tanto,  en la vida cotidiana, en la calle, en el trabajo, en el tiempo libre, muchas veces nos relacionamos más a través del “personaje” que representamos que de la “persona” que somos.  Más que con las personas nos relacionamos con las “funciones” de éstas. Y las “funciones” siempre son frías, burocráticas e impersonales. Para llegar a un sincero diálogo es preciso “desfuncionalizar”, si se me permite la palabra, las relaciones e intentar personalizarlas al máximo.


            Decía Mounier que “la persona no existe sino hacia los otros, no se conoce sino por los otros, no se encuentra sino en los otros”. Nuestra personalidad, por consiguiente, no puede cultivarse si estamos aislados ni tampoco si estamos perdidos en la masa. Es el pequeño grupo o la pequeña comunidad de talla humana el lugar privilegiado para una buena intercomunicación. Ahora bien, la capacidad de comunicarse bien con el otro, de entablar con él o con ellos un verdadero diálogo, no es algo innato sino una aptitud que se adquiere en el aprendizaje.

Jesús Moreno Ramos
El Periódico Extremadura, 10-3-2014

  http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/calidad-vida_792998.html

CALIDAD DE VIDA


            Cuando uno carece de lo más básico para vivir apenas ansía otra cosa que sobrevivir. Sin embargo, cuando se satisfacen esas necesidades básicas empezamos a desarrollar otros deseos superiores. Es lo que decimos en lenguaje corriente “tener mejor calidad de vida”. A ello se refería A. Maslow cuando hablaba de la jerarquía de necesidades. Diríamos que, una vez  adquirido cierto nivel de bienestar, por otra parte, muy vapuleado en estos tiempos de crisis, pedimos a la vida algo más que nos procure valores más altos, “posmaterialistas”, si se me permite la expresión: más tiempo para el ocio y la cultura, relaciones humanas satisfactorias, mejores condiciones de salud, etc.


            La expresión “calidad de vida” viene a decir que  la vida no se llena plenamente con la pura subsistencia. Prueba de ello es que siempre ha habido personas capaces de sacrificar su propia vida por valores que consideran más altos. Solo los seres humanos aspiramos a una vida que consideramos buena, digna, valiosa, dotada de sentido. Parece que la “calidad de vida” alude a una aspiración que tenemos de buscar siempre  “lo mejor”. J.A. Marina decía que el hombre tiene una especie de “vaciado de infinito” que ninguna realidad humana puede calmar del todo, porque es la huella del Infinito del que procede y al que no puede dejar de aspirar.

Los filósofos de la antigüedad hablaban de la búsqueda del Bien sin límites como algo hacia lo cual  tiende el hombre de manera natural y E.M. Cioran se refiere a la “manía de lo mejor”. Parece que no podemos liberarnos de la manía de aspirar siempre a algo más. Es la permanente búsqueda de la felicidad, que siempre se nos va de las manos. Los cristianos, como todas las demás personas, tampoco estamos libres de esa manía, ni creemos que Dios viene a liberarnos de esas aspiraciones profundas sino a darles respuesta. Eso es la Esperanza. 

Jesús Moreno Ramos

(El Periodico Extremadura, 17-3-2014)

http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/caceres/calidad-vida_792998.html